¿Hasta qué punto es posible conciliar y unir
aspectos artísticos y estéticos, en apariencia tan dispares, como los aires
retro propios de finales del siglo XIX, el esperpento valle-inclanesco de
principios del siglo XX, los influjos instrumentales a lo Pekenikes del Pop
español de los 60, la psicodelia de influjo floydiano de los 70, la ironía
musical de espíritu punk a lo Siniestro Total o las reminiscencias sinfónicas y
progresivas a lo Bloque, con una actitud musical actual y contemporánea, un
cantante de entonación operística y unos instrumentistas de lenguaje musical
sobrio y desgarrado; todo ello aderezado con unas letras de contenido
surrealista y llenas de ironia?
La respuesta está en Me Quito El Cráneo,
descacharrante y esperpéntica expresión de Valle-Inclán, y que es a la vez el
nombre y el título del debut discográfico de un cuarteto musical sorprendente
por el atrevimiento artístico de haber sabido componer un creativo coctel
sonoro y estético con los ingredientes antes descritos.
En sólo 32 minutos y 7 canciones (lo bueno
si breve dos veces bueno) nos exponen su particular y sorprendente mundo
creativo y musical. Y ya desde el principio podemos advertir que nos
encontramos ante algo totalmente diferente, un producto musical en el que la ironía
y el sentido del humor se hacen sentir en unas letras surrealistas y una música
que rompe todas las reglas de los parámetros sonoros establecidos de una forma
sobria y sencilla, sin alardes ni excesos, sin virtuosismos instrumentales que
distraigan de lo elemental: un mensaje musical llano (que no plano, ni mucho
menos), cercano y accesible, que, sin embargo, es capaz de expresar un montón
de ideas, imágenes y sensaciones (nunca se dijo tanto en tan poco tiempo, con
tan pocas canciones y con tan sobrios esquemas sonoros).
En el terreno musical, el disco contiene
variados ingredientes estilísticos y sonoros; una diversidad melódica que lo
hace ameno, atractivo e interesante; diferentes hechuras musicales expuestas
con sencillez, sin arreglos que recarguen el sonido, con una producción somera,
ausente de efectos, de modo que al oyente se le transmite la sensación de estar
asistiendo a la creación de los temas, al mismo tiempo que los está escuchando.
Y para rematar, hay que decir que es una
formación instrumental que carece de bajo, y, sin embargo, de ninguna manera se
echa de menos; el cómo consiguen ese efecto forma parte de la magia creativa de
este proyecto, que esperemos siga sorprendiéndonos en el futuro.
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