Este 'power trio' empezó hace casi diez años como 'The Last
Experience' un grupo de versiones de sus ídolos, Hendrix, Stones o The Who, en
el que coincidieron Miguel Ángel y José Alberto, mientras estudiaban sus
diferentes carreras, como futuros periodista y aparejador. Carlos, músico
profesional, se incorporó hace dos años a la silla de la batería cerrando la
formación actual. Desde sus inicios han tocado en todos los garitos posibles de
Madrid y se han recorrido la geografía española de Galicia a Cádiz, pero un
buen día decidieron echarse la manta a la cabeza y sacar un disco que resumiese
su amplia trayectoria. Puestos a hacerlo, decidieron hacerlo por todo lo alto,
contrataron a Juan de Dios Martín, productor de Amaral o Deluxe, y cuidaron
hasta el más mínimo detalle de su acabado, Como dice Miguel, con algo de
ironía, "a los que queríamos convencer primero era a nosotros mismos.
Entonces, hemos hecho algo que, si al final no sale, podamos mirar con cariño
dentro de diez o veinte años y decir, mira yo hice esto"
Se nota en el acabado, en el sonido, en la portada, en el
hecho de que hayan incluido las letras, 'La casa de la bruja' está hecha con
cariño y mimo, aunque para ello hayan tenido que dejarse en todo el proyecto
más de diez mil euros. Cuando hay tanto amor por algo y, porque no decirlo,
talento, los resultados tienen que aparecer o, por lo menos, esa es su apuesta.
Ellos transmiten entusiasmo por su trabajo pero son
realistas, "actualmente los músicos tienen que compaginar proyecto, si te
quieres dedicar a esto de la música y comer no te queda otra. Hay que
pluriemplearse". Así Miguel y Carlos comparten un proyecto de blues
espectacular llamado Mike Blues Project, además de que los tres son Los
Insolventes, la banda de el Gran Wyoming. Sin embargo, nunca olvidan que Última
Experiencia es su primera opción, el grupo en el que creen.
Tienen claro que recuperar la inversión sólo con las ventas
del disco es bastante difícil pero saben que es la carta de presentación para
hacerles un nombre que les lleve a tocar en Festivales y escenarios cada vez
mayores, pero como apuntan "en Última experiencia sólo vendemos
verdades".
La situación actual les preocupa, como dice Jose :"Se
menosprecia todo. Si no tiene valor la música, si la gente joven no valora un
disco, ¿qué valor tiene el que lo hace". Pero no por ello dejan de
intentarlo, lo suyo no es impostura sino amor a la profesión. Dejaron de soñar
con hacerse ricos de la música hace algún tiempo pero no descartan poder vivir
de ella decentemente. Su apuesta es clara,
y no han dudado en autofinanciarse para perseguir su sueño.